jueves, 19 de marzo de 2009

Hipocresía


En las últimas semanas, estamos viendo como la Iglesia está cumpliendo, de forma literal, con el siguiente dicho: "cada uno en su casa y Dios, en la de todos". Si bien el refrán llama a cada persona a meterse en sus propios asuntos y dejar a los demás en paz, parece ser que nuestros gerifaltes eclesiásticos no están por la labor. Primero fue la campaña en defensa de "la familia" (¿cual, la de mafiosos?), luego el aborto y por último, el, por decirlo finamente, "desafortunado" viaje del Papa Ratzinger Z a África.

Vayamos por partes. Los obispos se quejan de que en España se protege más a los animales en peligro que a los niños. Es una forma de protestar contra el aborto. Al respecto, me gustaría comentar un par de cosas. El aborto es una opción, no una obligación. Si una mujer se queda embarazada, no está obligada a abortar. Simplemente, tiene esa posibilidad. Son las circunstancias personales las que obligan. La Iglesia quiere obligar. A tener el niño. Mi pregunta es ¿por qué unas personas que, en teoría, jamás tendrán niños por propia voluntad, obligan a los demás a tenerlos? ¿Por qué unas personas que, en teoría, se casan con Dios, un ser del que no hay ninguna prueba de su existencia, quieren imponer su criterio sobre lo que es o no una familia?

Capítulo aparte merece la visita de nuestro querido Papa nazi a África. Millones de personas afectadas por el virus del sida que, por falta de medios y escolarización, por pobreza, piensan que esta enfermedad es un castigo divino y no saben cómo combatirla. Miles de personas, médicos y de ONG`s, luchando día a día contra el sida, lanzando campañas para el uso del preservativo, concienciando a la gente de que con unos hábitos correctos se puede luchar contra la enfermedad. Pero esto es que un día, -y parafraseando una canción de Sociedad Alkohólica-, un viejo demente inconsciente, que en su juventud apoyó el nazismo y el exterminio de las razas "inferiores" se va de viajecito a África y condena el uso de los condones, que la mejor medicina contra el sida es la abstinencia. Todo esto, ante miles de personas que lo idolatran como si fuera una eminencia científica -que no lo es- y no como un mero vendedor de teorías sin fundamento alguno -una especie de Íker Jimenez, en definitiva-.

Con sus palabras, el Papa ha echado por tierra el trabajo de muchas personas a lo largo de muchos años. Pero ningún Gobierno se atreve a coger el toro por los cuernos y declarar abiertamente que lo que dice este hombre son tonterías sin base científica alguna, solo creencias, no mejores que las del vudú o las de las religiones tribales. Si fuera por personas como ésta, aún estaríamos en la Edad Media. La Iglesia llama asesinos a los que defienden el aborto. ¿Por qué no llaman asesino a un hombre que, con sus palabras, sólo fomenta la extensión del sida? Una sola palabra puede resumirlo todo: hipocresía.

PD: Una última cosa, respecto a la cuestión de que se protege más a los animales que a las personas. Preferiría la extinción de todos los obispos, sin excepción, antes que la de cualquier animal. Incluidas las cucarachas, lo más parecido a ellos.