jueves, 9 de octubre de 2008

Antonio B. el Ruso, ciudadano de tercera


Antonio B. el Ruso, ciudadano de tercera, es una novela escrita por el vasco Ramiro Pinilla a mediados de los 70. Es una biografía novelada, ambientada en su mayoría en la posguerra, aunque a quien la lea le puede parecer un libro de aventuras, porque al protagonista le ocurre de todo... y casi todo malo. Robos, hostias, palizas, torturas, hambre, gangrena, podredumbre, cárceles, manicomios -no psiquiáticos, manicomios a la antigua usanza-, venganzas familiares, enfermedades... Antonio Bayo, que así se llama el hombre, lo padece todo con estoicidad, como si fuera lo más normal del mundo. Nacido en La Baña, en la provincia de León, cerca de la frontera con Orense, el mundo es para él una tortura, cada día, un padecimiento distinto.

Me llamo Antonio Bayo, pero cuando madre me echó al mundo, una mujer que estaba allí dijo: "¡Leches, si es rubio como un ruso!". Así que no vaya usted a las Cabreras preguntando por Antonio, porque desde entonces todo el mundo me conoce por "el Ruso".
Ahora tengo seis años y madre me dice:
-Súbeme una berza
(...)
Regreso y le digo:
-No nos queda ninguna berza en el campo.

Así comienza el libro, y así comienza la carrera delictiva del Ruso: En su casa no hay qué comer, pero en algunas otras del pueblo sí lo hay, y en abundancia. Durante años y años el Ruso sólo tiene esta forma de vida: Robo, huida al monte, apresado por la Guardia Civil, apaleado, confesor de todos los delitos cometidos en el pueblo -todos, de los que él es culpable y de los que no-, visita al juez, encarcelamiento -de todo tipo, desde cárceles provinciales y penales hasta simples cuadras-, arrepentimiento, búsqueda de trabajo, desencanto al no encontrar empleo -a la mayoría de los del pueblo les viene bien que el Ruso sea el chivo expiatorio de todo lo que ocurre- y vuelta a delinquir. Así, casi toda una vida.
La novela se lee de un tirón. Antonio Bayo es un personaje muy terco, inteligente para algunas cosas y para otras no tanto, pero que cae simpático a la primera. No en vano, no es más que un muerto de hambre en una sociedad injusta, aunque él no lucha contra esta injusticia, si no que la acepta e intenta sobrevivir. Pese a que puede parecer una novela de aventuras, es un relato verídico. Pinilla entró en contacto con Bayo a petición de éste, que removió todos sus contactos para conseguirlo. En la introducción, el escritor explica cómo, según el Ruso, le habían leído la novela "Papillón", sobre los presos franceses en la Guayana, "y mi vida de perseguido por la justicia no tiene nada que envidiar".
Es una novela dura, muy dura. A veces, casi escalofriante, porque cuenta con detalle algunas de las putadas que le ocurren.

¿He movido la cabeza? Sí, la he movido, porque me cae la primera hostia del día en la cara. Luego me ponen las manos sobre la mesa y me meten alfileres entre las uñas y la carne y después hacen lo mismo en los pies. Me las hunden despacio y hasta la cabeza. La sangre sale a chorritos y el dolor me cierra los ojos.
El cabo entra, da una orden y un guardia trae el fusil y empieza a reventarme las uñasa culatazos contra la mesa. Saltan por el aire los alfileres y trozos de uñas. Me clavan nuevos alfileres y arrean más culatazos. Y así toda la noche. Los dedos se me abren y quedan sin rastro de uñas, sangrando como caños. ¡Y gracias a que Dios sólo me había dejado seis dedos!

Este es sólo un ejemplo. El resto hay que leerlo.




3 comentarios:

Roberto Pato dijo...

pues habrá que leerla... muy buena la crítica (por cierto ya sales en google)

Anónimo dijo...

me gusta tu blog , lo encontre por casualidad y estas en mis favoritos ...

elena

Unknown dijo...

Que coincidencia, yo tambien ando por La Baña con EL Ruso